martes, 21 de octubre de 2014

CURSO DE PROTOCOLO Y BUENAS MANERAS


Curso de Protocolo y Buenas Maneras

Hoy en día, la imagen y las formas van asociadas al éxito profesional y social. Pero no se trata únicamente de buscar este éxito, sino de que usted pueda sentirse cómodo y desenvuelto en cada ocasión, por nueva que le resulte. En este curso se intenta dar respuesta a todas esa dudas que continuamente le asaltan: ¿cómo debo saludar?, ¿cómo siento en la mesa a mis invitados?, ¿cómo declino una invitación?, ¿cómo debo ir vestido a esa cena de gala a la que he sido invitado?...

Tú o Usted
Elegir a veces entre utilizar el Tú ó el Usted plantea problemas y se puede llegar a actuar incorrectamente. En esta lección señalaremos algunas reglas que pueden serle de utilidad para saber que hacer en la mayoría de las situaciones.
  • De entrada, no se debe abusar del tuteo, aunque sea cada vez más frecuente: la otra persona se puede sentir molesta por tanta familiaridad.
  • Tenga presente que se puede meter la pata por tutear indebidamente, nunca por utilizar el Usted, pero tampoco caiga en situaciones ridículas: no llame de Usted a su padre o a su madre.
  • Cuando se dirija a un desconocido lo correcto es utilizar el Usted, especialmente con personas de mayor edad o posición social, pero lo mejor es utilizarlo con cualquier persona (sólo se puede tutear de entrada a los niños).
  • Cuando la relación se desarrolla, es la persona de mayor edad o categoría social, o, en su caso, la señora, la que debe proponer el "tutearse", que será aceptado inmediatamente con una sonrisa en los labios.
  • No tutee a un camarero que le esté tratando de usted y menos aún si se trata de una persona de cierta edad (no se comporte como un "señorito").
  • No tutee al taxista, ni a la mujer del servicio, de le el respeto que se merecen. Por cierto, tampoco ellos le deberían tutear.
  • En el trabajo puede tutear a los compañeros, pero al dirigirse a su jefe sea prudente y utilice el Usted; espere que sea él quien proponga el tuteo.
  • Si un amigo le presenta a un amigo suyo puede tutearle, salvo que por edad o posición social sea aconsejable utilizar el Usted.
Presentaciones
Si usted organiza una fiesta o reunión, como buen anfitrión debe procurar presentar entre sí a los invitados. También, si coincide usted con dos amigos que no se conocen entre sí, debe proceder igualmente a presentarlos.
¿Cómo se realizan las presentaciones?
Hay una regla básica que debe tener siempre presente: la persona menos importante se presenta a la más importante, por tanto:
  • El joven debe ser presentado a la persona de mayor edad.
  • El hombre debe ser presentado a la mujer.
  • El subordinado debe ser presentado al jefe.
  • La persona de menor categoría profesional o social debe ser presentada a la de mayor categoría.
  • La familia debe ser presentada a un tercero.
Basta con indicar el nombre y apellido de la persona presentada. Si la presentación se realiza en una reunión o fiesta sería aconsejable dar alguna información sobre las personas presentadas, a efecto de facilitar que pueda surgir entre ellos algún tema de conversación:
Ejemplo: Te presento a Emilio de la Puerta, abogado y gran amante de la pintura. Por cierto, acaba de regresar de un viaje por Argentina. Pero con moderación:
Ejemplo a evitar: Te presento a Emilio de la Puerta, hombre de honor, amigo de sus amigos, estudiante destacado que curso la carrera de abogacía con premio extraordinario. Esposo amado y padre de familia ejemplar. Modelo de rectitud y de decoro, ciudadano cumplidor, que paga sus impuestos.
Si usted está sentado y le presentan una persona debe levantarse en señal de respeto. Sólo la mujer puede seguir sentada, aunque debería también levantarse si le presentaran a una señora de mayor edad o a un señor de elevada posición social.
Si usted organiza una fiesta de pocos invitados su obligación es presentarlos a todos. Si los invitados son numerosos, no estará obligado a presentarlos a todos, pero sí debe vigilar que ninguno de ellos deambule por la fiesta como "alma en pena", tratando de incorporarlo a algún grupo.
La autopresentación es aceptable en algunos casos. Así, si asistiera a una fiesta y no fuera presentado, puede recurrir a autopresentarse: diga su nombre y apellido, añadiendo algo del estilo de "tenía muchas ganas de conocerle", o "me han hablado mucho de usted".

Dar la mano, un abrazo, un beso...
El saludo entre dos caballeros siempre será un apretón de manos:
El apretón de manos debe ser con determinación: ni muy corto (que parezca que le resulta molesto), ni muy largo.
Firme: no ponga la mano blanda (que parezca que es de goma), ni apriete en exceso (no se trata de dislocarle los huesos a la otra persona).
La mano se mueve ligeramente: no sacuda el brazo ajeno, cual descarga eléctrica.
Siempre mirando a los ojos y con la mejor de sus sonrisas.
Si le suda la mano tenga la precaución de secársela antes de darla (no es especialmente agradable estrechar una mano húmeda).
A la mujer no se le estrecha la mano, si ella la ofrece se le toma con delicadeza.
Si lleva guante ha de quitárselo antes de dar la mano.
Si existe gran confianza entre dos personas (dos hermanos, amigos de la infancia, padre e hijo...), se puede abrazar, dar un beso en la mejilla, o una palmada en la espalda:
De todos modos, trate de no abusar de estas formas más efusivas (si no, que va a dejar para los amigos)
Cuando se va a saludar a una mujer, espere a que ella le ofrezca su mano, ésta se tomará suavemente e inclinando la cabeza se hará el ademán de besarla (recuerde que no se llega a besar).
No trate de besar en la mejilla a una mujer que le acaban de presentar (puede que no le guste). Espere a que ella tome la iniciativa (ofrecerá la mano, acercará su mejilla...) y obre en consecuencia.
Entre dos mujeres lo correcto es un beso en la mejilla (dos mujeres no se dan la mano ni se abrazan)
Según el país se darán uno o dos besos (o puede que tres):
En Europa se suelen dar dos besos, en Latinoamérica lo normal es un beso, en Rusia se besa tres veces.
Por último, antes de saludar, si el caballero lleva sombrero, se descubrirá, mientras que la mujer no tiene obligación de descubrirse.

Puntualidad
La puntualidad es una norma básica de educación:
No se puede ser más o menos puntual, hay que ser siempre puntual.
La puntualidad ha de estar presente tanto en el trabajo como en la vida social:
Ni se puede llegar tarde a una reunión de trabajo, ni tampoco a una cena (por mucha confianza que tengamos con el anfitrión).
Y también, la puntualidad rige tanto para el invitado como para el anfitrión:
Ni el invitado puede llegar tarde a una cena, ni tampoco el anfitrión puede recibir a los invitados sin tenerlo ya todo dispuesto.
No le pida a un invitado que vaya cortando el pan, ni a otro si no le importaría ir a comprar el hielo. Tampoco reciba a sus invitados con una toalla reliada en la cintura, dejando un reguero de agua por todo el pasillo.
Tan malo es el retraso, como llegar antes de tiempo (incluso puede que esto sea peor):
Si le han citado a las 10 de la noche, haga el favor de no presentarse a las 9,30 y "pille" a la señora de la casa todavía con los rulos puestos.
Hay quien opina que lo cortés es llegar con un retraso de unos 15 minutos, dándole margen a los anfitriones por si fueran retrasados. Esta opinión es discutible, pero, en todo caso, nunca más tarde de un cuarto de hora.
Sea consciente de que por su tardanza se puede enfriar y "echar a perder" esas delicias que con tanto esmero ha estado toda la tarde preparando la anfitriona (conseguirá que le odie).
Cuando se organiza una comida o cena en casa se suele dar media hora de cortesía a los invitados. Así, mientras van llegando los primeros se ofrece un aperitivo, dando tiempo a los más rezagados para que se vayan incorporando.
Pasada la media hora se pedirá a los invitados que pasen a la mesa. No haga esperar a todo el mundo por culpa de un amigo tardón.
Si la cita es en un restaurante, se esperará a los invitados en la barra o sentados en la mesa:
Se podrá tomar una bebida, pero no comience ya a picar (reprima su apetito insaciable)
Si, por un imprevisto, uno va a llegar tarde a una cita o reunión (algo, de entrada, imperdonable), si el retraso supera los 15 minutos es inexcusable llamar por teléfono.
Discúlpese, explique los motivos del retraso, indique cuando piensa que puede llegar y pida a los anfitriones que vayan empezando, que ya se incorporará usted más tarde.
Cuando llegue, discúlpese nuevamente de los anfitriones y a continuación del resto de invitados
Por último, si es usted el anfitrión y uno de sus invitados se retrasa una eternidad, sin llamar para dar explicaciones, arruinándole la cena y la velada, originando un conflicto familiar....... cuando asome su bella cara angelical por esa puerta, no le riña, no le pegue, no le tire por la ventana, simplemente pregúntele si el café lo toma sólo o con un poco de leche.

Ceder el paso
El ceder el paso es una regla básica de cortesía, aunque cada vez se estila menos:
¿Cuándo hay que ceder el paso? La respuesta es SIEMPRE (aunque luego mencionaremos algunas excepciones).
El ceder el paso es especialmente obligado en los siguientes casos:
El hombre cederá siempre el paso a la mujer (aunque ésta sea su suegra).
El joven cederá siempre el paso a la persona mayor.
El subordinado cederá siempre el paso a su jefe (por lo que pudiera pasar).
Pero también hay que cederse el paso entre personas del mismo sexo:
Los hombres entre sí y las mujeres entre sí se deben también ceder el paso.
No obstante, esta regla tiene algunas excepciones:
Cuando se entra en un restaurante, el hombre entrará delante, para pedirle al camarero una mesa y también porque resulta incomodo entrar en estos locales y que todos los comensales se nos queden mirando (hay que evitarle ese mal trago a la mujer).
Cuando se entra en un taxi, el caballero pasa delante: no obligue a su señora tener que arrastrarse por el asiento, cual reptil, hasta alcanzar la ventanilla contraria.
Cuando se baja una escalera, el hombre irá delante: por si la mujer tropezara y cayera poder salvarla, acogiéndola en sus recios brazos.
No se está obligado a ceder el paso en las colas del autobús, del cine, del teatro, de la carnicería. Prima el principio de "Primero que llega, primero que pasa". Eso si, se cederá el paso inexcusablemente a una persona de edad, a una mujer embarazada o a un enfermo.
¿Y cuando se llevan pasajeros en el coche?
Lo correcto, antes de subir al coche, es dirigirse en primer lugar a la puerta del copiloto, abrirla para que el invitado pase, especialmente si es una mujer, ayudarle desde fuera a cerrar la puerta y sólo entonces subir al coche.

Tacos y palabras malsonantes
Como norma básica la utilización de tacos está absolutamente reñida con la buena educación y como tal hay que aceptarlo.
No obstante, al uso de tacos, aunque no se le pueda aplicar eximentes (salvo el de trastorno mental transitorio), si cabría aplicarle atenuantes.
No es lo mismo un taco pronunciado por una persona alegre, divertida, desenfadada, viendo un partido de fútbol, que ese mismo taco pronunciado por un señor adusto, serio, con cara de pocos amigos, delante de una ventanilla de un Ministerio cualquiera
La utilización de tacos, en todo caso, debe seguir ciertas reglas básicas de obligado cumplimiento:
La mujer bajo ningún concepto utilizará tacos (aquí ya no hay atenuantes que valgan).
Las personas de mayor edad o categoría social tienen preferencia en el uso de tacos sobre los más jóvenes o de menor categoría social.
El jefe tiene preferencia sobre el subordinado.
Nunca se utilizarán tacos que supongan ofensas religiosas.
El taco se utilizará con moderación, ya que debe reservarse para ocasiones muy singulares que lo puedan justificar.
El taco se admite en todo caso como expresión, nunca dirigido a otra persona con ánimo de ofensa.
No están admitidos los tacos encadenados, pierden frescura y espontaneidad, predominando el ánimo de ofensa.
Ejemplo: " cabrón, hijo de puta”.
En todo caso, se admitiría la utilización de dos tacos bajando el tono en el segundo que, a ser posible, no se termina de pronunciar.
Ejemplo: " ¡ jodido cabr...! "
Una vez lanzado el exabrupto (el taco siempre es un exabrupto, no lo olvidemos), lo correcto es disculparse.
Ejemplo: " ¡Pero qué tío más cabrón!..ohhh, perdón, que vocabulario el mío "
El taco más admisible es el admirativo:
Ejemplo: Tras una fantástica jugada de tenis, exclamar: " ¡qué cabrón!, como juega... "
El taco admirativo siempre va introducido por la partícula exclamativa " ¡ qué..! "
En todo caso, y ante la dificultad de saber cuando se puede utilizar convenientemente un taco, lo más prudente y recomendable es abstenerse de emplearlos, quedará usted como un caballero.
Atención
Una vez que se ha decidido no utilizar tacos, no se puede bajo ningún concepto sustituirlos por exclamaciones de sonido parecido.
Ejemplo: " ostras "; "...no me toque los cajetines "; " me cachis en la mar ".
Y lo peor de todo sería utilizar expresiones ridículas.
Ejemplo: " corchis "; " caspitas "; " caracoles "..

Propinas
Dar propinas es un acto de cortesía, como agradecimiento por la especial atención recibida. Hay que desechar la idea que considera la propina como un acto de paternalismo que implica cierta humillación para la persona que la recibe.
La propina debe ser un acto discrecional, con el que se premia la calidad del servicio recibido, por tanto, no debe ser algo automático, ya que perdería su sentido de premio.
Su cuantía debe ser del importe apropiado, según los usos del lugar:
Ni muy reducida que enfademos al que la recibe, ni muy elevada que salga todo el personal del restaurante a rendirnos pleitesía, al tiempo que se preguntan quien es ese "chalado" tan dadivoso.
En cualquier caso, si hubiera duda, más vale pasarse que quedarse corto.
Está muy extendida en los restaurantes la costumbre de dejar como propina un 10% del importe de la cuenta.
Dar una propina no puede ser la ocasión de deshacerse de toda la calderilla (moneda suelta de escaso valor). Hay que tratar de darla en la moneda más cómoda para el que la recibe.
¿A quién hay que dar propina? Entre otros a:
Camareros
Taxistas
Mensajeros
Repartidores de pizza
Acomodadores de cine
Mozos de hoteles
Peluqueros
Cuando se viaja al extranjero hay que preocuparse por conocer cuales son las costumbres del lugar. En ciertos países la propina llegar a ser casi "obligatoria".
Sea precavido y lleve el importe de la propina preparado cuando prevea que la ocasión se puede presentar.
La excusa "Disculpe, pero no llevo nada, la próxima vez...", no es más que eso, una excusa, denota falta de previsión y, además, "molesta" una barbaridad

Cómo comportarse en el automóvil
En el automóvil es un lugar donde se debe ser especialmente cuidadoso en el mantenimiento de los buenos modales, ya que es muy frecuente que dentro del coche se produzca una transformación terrible de la personalidad.
Personas normalmente tranquilas, apacibles y educadas, una vez al volante se convierten en violentos, pendencieros y guerrilleros.
En el automóvil, tanto de conductor como de pasajero, hay que seguir y respetar unas reglas básicas de urbanidad.
En todo caso, vamos a comenzar por algo previo a todo ello, el propio mantenimiento del coche.
Mantenimiento del coche
El automóvil es parte de su hábitat y, por tanto, debe mantener en él su seña de identidad:
Mantenga su coche limpio, tanto por dentro como por fuera.
Es su obligación tener su automóvil en perfecto estado de mantenimiento, por su conservación y, sobre todo, por su seguridad. Esto es especialmente importante si lleva usted pasajeros.
Sea discreto en su decoración:
En principio, evite cualquier tipo de pegatina, y si fuera superior a su fuerza elija alguna lo más discreta posible. Evite "cursilerías", del tipo " Yo amo Benajudilla del Arroyo ", o incluso algo ordinarias " No me toque el pito que me irrito ".
Evite colocar en la parte de atrás un perro al que se le mueve la cabeza, o un semáforo al que se le encienden las luces.
Absolutamente prohibido cojines, visillos, persianas, e incluso fundas de bolitas para los asientos.
Prohibido bocinas con melodías incorporadas.
Su coche dispone de las luces que su fabricante estimó oportuna, no lo convierta en una discoteca rodante.
No "metamorfosee" su coche. Si usted se ha comprado un utilitario, es eso un utilitario y nada más, no trate de convertirlo en una especie de platillo volante con todo tipo de faldones, alerones y otros diversos complementos.
En cuestión de colores, cada uno según su gusto, pero si pudiera evitar el "amarillo limón", el "verde turquesa", el "naranja butano", y otros por el estilo, sus paisanos se lo agradecerán.
Comportamiento del conductor
Primera norma básica: respete escrupulosamente las señales de tráfico y los límites de velocidad. Si están ahí será por algo, no olvide que puede poner en peligro no sólo su vida, sino (y lo que es más importante aunque usted no se lo crea) la vida de otros.
Trate de facilitarle la labor al resto de conductores:
Si otro conductor quiere incorporarse, sea usted un caballero y cédale el paso. Si es a usted a quien se lo ceden, agradézcalo con una gesto de la mano.
Si un camión le facilita el adelantamiento haciéndole señales con los intermitentes, agradézcaselo con un toque de bocina.
Si hay un conductor en apuros parado en el arcén sin que nadie le preste asistencia, detenga el coche y ofrézcale su ayuda.
Si alguien viene de frente y le deslumbra, no se ponga como un energúmeno a hacer cambios de luces, indíqueselo con un par de destellos.
Si viaja usted con pasajeros, hágales el viaje lo más cómodo posible:
El asiento delantero derecho se reserva a la persona de mayor relevancia (se excluye de este ranking al conductor).
Conduzca con una velocidad prudente: no les lleve con el alma en vilo.
No sea brusco en su conducción: evite giros violentos, aceleraciones y frenadas. En definitiva, trate de no que no se mareen.
No ponga la radio sin preguntar primero, y, en todo caso, póngala a un volumen moderado (es un coche, no una discoteca).
No baje la ventanilla sin pedir permiso, y aun obteniendo dicho permiso, valore en que medida puede estar usted molestando (un rechinar de dientes que provenga del asiento trasero puede ser una buena pista).
No ponga la calefacción sin consultar primero. En todo caso, pregunte cada cierto tiempo qué tal se encuentran, si prefieren más o menos calor, música, etc.
Si usted fuma, no lo haga si tiene la más mínima sospecha de que puede molestar. En todo caso, pregunte antes de fumar.
Si es el pasajero quien fuma, invítele a que lo haga sin esperar a que se lo pregunte. Si viaja usted con varias personas, debe procurar que no se fume si considera que a alguien le puede molestar.
Cada cierto tiempo pregunte si alguien quiere hacer una parada. No espere a que la gente esté con las lágrimas saltadas, mordiéndose los labios y cruzando las piernas cual contorsionistas, para no "mearse" en el coche.
Pagar el peaje o la gasolina es obligación exclusiva del dueño del coche, por lo que no permita colaboraciones. Los demás que inviten, si quieren, al café, al bocadillo, etc.
En caso de estudiantes, compañeros que van juntos todos los días al trabajo, etc., esta regla no se aplica.
Cuando se disponga a entrar en el coche, si va usted con pasajeros sepa que es el conductor el último que entra: primero abra las puerta a los acompañantes y en último lugar entre usted.
En caso de colisión con otro coche, no se ponga usted como una fiera: actúe con serenidad, y si no está de acuerdo con la interpretación del otro conductor, ya habrá tiempo de discutirlo en los tribunales.
El claxon está reservado para ocasiones muy especiales (bodas de plata, primer hombre en la Luna, etc.). Así que no se apoye con el codo en el claxon, ni lo utilice a diestro y siniestro.
Y, por último, prohibido lanzar objetos diversos por la ventanilla
Comportamiento del pasajero
Cuando se viaja en un coche ajeno nuestro comportamiento debe ser tal que al conductor le resulte grata nuestra compañía. Para ello será necesario seguir unas reglas básicas:
Terminantemente prohibido explicarle al conductor cómo debe conducir (se supone que ya sabe).
Se aceptará su estilo particular de conducción, aunque sea diferente al nuestro (más rápido, más despacio, más brusco, más suave, etc.). Sólo en casos extremos, en los que se llegue a temer por la integridad física, se podrá hacer una discreta observación (con la máxima amabilidad).
El pasajero debe acompañar al conductor, dándole conversación si éste quiere hablar o respetándole su silencio.
Se evitarán temas polémicos que puedan terminar en discusión (se corre el riesgo de perturbarle o de tener que abandonar el coche antes de destino).
Tampoco es el coche el lugar de contar chistes y hacer que el conductor se "parta" de risa.
Absolutamente prohibido dormirse (y menos roncar), especialmente si es el pasajero del asiento delantero.
El pasajero insistirá en contribuir al pago de la gasolina, el peaje, etc, (que el conductor debe rechazar). Por ello, debe el pasajero invitar al café, a los bocadillos, etc.
Abstenerse de fumar si el conductor no lo hace (el olor del tabaco permanece en el coche). En caso de fuerza mayor se pedirá permiso y se fumará lo indispensable.
También se pedirá permiso para bajar la ventanilla. No obstante, hay que tener presente que aunque el conductor no ponga objeción, puede que le resulte algo incómodo.
El pasajero debe moderar sus peticiones: "ponemos música", "paramos aquí", "nos desviamos por allá", etc. El pasajero debe aceptar su papel de actor secundario y dejar el protagonismo al conductor.
Como sentarse en el coche
Si se viaja con chófer, se ocupará el asiento trasero de la derecha, en diagonal con el conductor, facilitando la comunicación que pueda surgir.
Si son varios pasajeros, el asiento preferente sigue siendo el trasero de la derecha, luego el trasero de la izquierda, y la persona de menor categoría ocupará el asiento delantero junto al chófer.
Si se viaja en un coche privado, el asiento preferente es el delantero de la derecha. En la parte trasera son preferentes los asientos junto a las ventanillas, y en último lugar el del centro.

Cómo poner la mesa
Cuando se celebra una comida o cena formal la disposición de la mesa debe seguir unas reglas muy estrictas:
La mesa debe estar totalmente preparada cuando llegan los primeros invitados (nada de carreras a última hora).
Debe estar bien iluminada: ni invitados deslumbrados, ni invitados en la penumbra.
La mesa se cubrirá con un mantel, a ser posible de hilo, de color blanco o crudo (nada de "mantelitos" individuales).
El mantel debe hacer juego con la vajilla y con la decoración del salón; debe estar impecablemente planchado (nada de excusas: "...es que como es de hilo se arruga con sólo mirarlo...").
La mesa no debe estar sobrecargada, como motivo decorativo un bonito centro de flores, pero que no obstaculice la visión entre los invitados.
Entre cada sitio se mantendrá una distancia suficiente, para que los comensales se puedan desenvolver con comodidad (si su mesa es para 8 personas, no trate de batir ningún record sentando a 14).
La servilleta se dispondrá en forma de rectángulo o de triángulo a la izquierda del plato o sobre el mismo. Nada de forma de "palomita" ni otras formas alegóricas, y mucho menos dentro de una copa.
Los platos pueden estar ya colocados, aunque lo más ortodoxo es tener dispuesto un bajo plato e ir colocando los platos a medida que se vayan a utilizar.
Colocación de los cubiertos:
El cuchillo, la pala de pescado y la cuchara a la derecha del plato (el cuchillo con el filo mirando al plato).
El tenedor a la izquierda.
Los cubiertos se disponen de tal manera que los primeros que se utilizan son los más alejados del plato, y los que se utilizan en último lugar los más próximos al mismo.
Los cubiertos de postre se colocan enfrente del plato (entre éste y las copas): el tenedor mirando a la derecha y la cucharilla o cuchillo mirando a la izquierda.
Las copas se sitúan enfrente del plato. Hay varias maneras de disponerlas, pero la más ortodoxa es en fila y un poco desplazadas hacia la derecha del plato. El orden de las copas será:
De mayor a menor tamaño y de izquierda a derecha. Empezando por la izquierda, primero la copa de agua, luego la de vino tinto y luego la de vino blanco; entre estas dos últimas se coloca la copa de cava o champagne.
Enfrente del plato, un poco a la izquierda, se coloca el platito del pan. El pan se cortará con la mano (nada de cuchillo), y las migas, a ser posible, que caigan en el platito (para algo se pone).
Por último, no se ponen ceniceros en la mesa. Si hubiese fumadores entre los comensales los ceniceros sólo se sacarán cuando se sirva el café.

Cómo sentarse en la mesa
A la hora de sentarse en la mesa hay que respetar un orden de preferencia muy determinado. Existen básicamente dos sistemas a la hora de establecer esta preferencia:
Sistema francés
Los anfitriones se sientan en la parte central de la mesa, uno enfrente del otro.
El invitado de honor se sienta a la derecha de la anfitriona y su mujer a la derecha del anfitrión
El segundo invitado en importancia se sienta a la izquierda de la anfitriona y su mujer a la izquierda del anfitrión
Así sucesivamente se van disponiendo las parejas, en forma de diagonal, aunque el resto de los invitados se va sentando con más libertad.
A: Anfitriones; los números indican el orden de preferencia

 Sistema anglosajón
Los anfitriones se sientan en cada cabecera de la mesa.
El invitado de honor se sienta a la derecha de la anfitriona y su mujer a la derecha del anfitrión.
El segundo invitado en importancia se sienta a la izquierda de la anfitriona y su mujer a la izquierda del anfitrión.
Así sucesivamente se van disponiendo las parejas, en forma de diagonal.
En ambos sistemas hay que cumplir las siguientes normas:
Las parejas nunca se sientan juntas, sino en diagonal.
A ser posible, se va alternando un hombre y una mujer.
Los anfitriones pueden ceder sus sitios a los invitados de honor, ocupando ello el puesto de invitados de honor.
Será el anfitrión quien anuncie el momento de pasar al comedor, tras un aperitivo que no debe durar más de 30 / 45 minutos.
Para entrar en el comedor conviene observar las siguientes reglas:
La anfitriona es la primera que entra (por si algo no estuviera correcto poder arreglarlo).
Le siguen el resto de señoras.
A continuación pasan los caballeros.
El anfitrión es el último en entrar.
La anfitriona indicará el lugar que corresponde a cada uno de los invitados.

No se siente donde le parezca, no le vaya a ocurrir como a aquel invitado que en una boda se sentó en el primer sitio libre que vio con la mala suerte de que era la mesa de los novios, quienes tuvieron que acomodarse uno a cada lado del invitado "estrella".
Los señores no se sentarán hasta que no lo hayan hecho las mujeres (se exime de esta norma a las personas mayores).
Los caballeros deben ayudar a las mujeres a sentarse, apartándoles ligeramente la silla de la mesa.
Por cierto, corresponde a los anfitriones evitar que el número de comensales sea 13 (no hay que tentar a la suerte y hay invitados que se pueden sentir incómodos).
Una vez sentado hay que tener presente:
No se apoyan los codos en la mesa, se apoyan los antebrazos (no podemos confundir la mesa de un comedor con el pupitre de un colegio).
Las manos siempre sobre el mantel, nada de manos escondidas debajo de la mesa sobre las piernas (y mucho menos sobre la pierna de la vecina, especialmente si no es su mujer).
La espalda recta, pero con naturalidad: ni encorvados, ni tampoco dando la impresión de estar escayolados.

Cómo nos servimos
A la hora de servir se debe seguir un orden muy determinado:
Primero se sirve a la mujer de mayor categoría (por edad o por estatus social) que normalmente estará sentada a la derecha del anfitrión.
Luego se sirve al resto de señoras, según el sentido contrario a las agujas del reloj.
La última señora en ser servida será la anfitriona.
A continuación se sirve a lo señores siguiendo el mismo esquema, siendo el anfitrión el último en ser servido.
Si no hay camareros y se va pasando la bandeja:
Se comienza por la señora de mayor categoría y la bandeja se va pasando al invitado que se encuentre a la derecha.

A la hora de servir hay que tener presente:
Se sirve por la izquierda del comensal, mientras que los platos, una vez que se ha terminado, se retiran por su derecha.
El vino, en cambio, se sirve por la derecha.
Uno se debe servir una cantidad discreta:
Ni mucho (que parezca que hace días que no come caliente), ni poco (puede dar la impresión de que no le gusta la comida).
Se sirve de la parte de la fuente que quede más próxima, nada de ir examinando los filetes a ver cual tiene mejor pinta, ni de inspeccionar los huevos fritos a ver cual tiene más "cuscurritos".
No se comienza a comer hasta que todo el mundo se haya servido:
Será la anfitriona quien comience.
Si hubiera muchos invitados la anfitriona comenzará cuando estén servidos los comensales que estén a su derecha e izquierda, comiendo lentamente para dar tiempo al resto de invitados a ser servidos.
La anfitriona preguntará si alguien quiere repetir:
La respuesta es clara: no se debe repetir (por muy delicioso que fuera el manjar).

Servilleta y cubiertos
Vamos a ver en esta lección como se utiliza adecuadamente la servilleta y los cubiertos.
Servilleta
Ya hemos comentado que al poner la mesa la servilleta se coloca sobre el plato o a su izquierda, bien en forma de triangulo o de rectángulo.
¿Cómo se utiliza la servilleta?
Cuando nos sentamos en la mesa debemos colocar la servilleta sobre las piernas.
La servilleta se utiliza únicamente para limpiarse los labios, discretamente, antes y después de beber.
Una vez que termina la comida, se coloca la servilleta a la derecha del plato de una manera informal: nada de doblarla con esmero como si no se hubiera utilizado (aunque tampoco se trata de dejarla hecha un "barullo").
Cubiertos
A la hora de utilizar los cubiertos hay que seguir una serie de reglas:
Los cubiertos van a la boca y no la boca a los cubiertos, por tanto, cuando se come hay que mantenerse recto, todo lo más ligeramente inclinado hacia el plato, y con los cubiertos se llevará la comida a la boca (nada de acercar la cara al plato).
Los cubiertos no se cambian de mano: la cuchara , el cuchillo y la pala de pescado se cogen con la derecha y el tenedor con la izquierda. Tan sólo, a veces, el tenedor (cuando se utiliza como si fuera una cuchara, por ejemplo con guisantes) se coge con la mano derecha.
El cuchillo nunca se mete en la boca: terminantemente prohibido ya que puede ser peligroso.
La cuchara se introduce en la boca por la punta, no por un lateral.
Cuando se está masticando o hablando los cubiertos se colocan sobre el plato en forma de cuña, lo que indica que todavía no se ha terminado.
Cuando se termina se dejan los cubiertos en paralelo y perpendicular a la mesa.

Vino
Un buen vino es el complemento necesario de una buena comida, por tanto, no se puede escatimar a la hora de elegir el vino que se va a servir en la mesa.
La buena educación exige tener unos conocimientos mínimos de vino, aunque llegar a ser un experto es realmente complicado y muy pocos pueden presumir de serlo.
No obstante, hay que conocer al menos unas normas mínimas:
El vino será catado por el anfitrión, aunque éste puede ofrecer dicho honor a un invitado que sea entendido.
Catar el vino exige cierta ceremonia: mover la copa y elevarla para apreciar el color; acercarla a la nariz para disfrutar su aroma y beber un ligero sorbo para disfrutar su sabor.
El invitado que cata el vino sólo en casos extremos (cuando aquello sea puro vinagre) podrá hacer educadamente una observación al anfitrión, pero nada de escupir el vino, haciendo aspavientos y gritando ¡¡¡ nos han querido envenenar!!!!
El anfitrión es el encargado de servir el vino.
El vino se sirve con la mano derecha (algunas personas piensan que trae mala suerte hacerlo con la mano izquierda).
Si un camarero sirve el vino lo hará por la derecha del comensal (al contrario que la comida, que se sirve por la izquierda).
Cuando se sirve el vino no se apoya la botella sobre el borde de la copa (la botella podría estar algo sucia).
La copa se llena hasta la mitad aproximadamente (nunca hasta el borde como si fuera un vaso de agua). La mitad libre de la copa permitirá que se concentren los aromas y poder disfrutarlos con el olfato.
La botella se puede dejar en la mesa, aunque es mejor colocarla en una pequeña mesa auxiliar. Los vinos que se sirven frío se mantendrán en un recipiente con hielo, pero a la hora de servirlos nada de reliarlos en una servilleta blanca (hasta ahí podríamos llegar).
Antes y después de beber, hay que limpiarse los labios con la servilleta.
Cada comida exige un vino determinado que habrá que conocer. En todo caso, los vinos se sirven siguiendo un orden:
El blanco y el rosado se sirven antes que el tinto.
Los vinos hay que servirlos a determinadas temperaturas:
El blanco y el rosado se sirven fríos (unos 10º).
El jerez, la manzanilla, y el cava también fríos (5º / 10º).
El tinto a temperatura ambiente (unos 20º).
Si alguien no quiere beber vino (él se lo pierde), se le ofrecerá agua, pero nunca un refresco (sería una afrenta a la anfitriona que ha preparado un suculento banquete).

Conversación en la mesa
La mesa no es sólo un lugar para disfrutar de una exquisita gastronomía sino que es, y muy especialmente, un lugar de encuentro social donde la conversación juega un papel de primer orden.
En este sentido, en la mesa hay que respetar unas reglas básicas:
No se habla nunca con la boca llena (terminantemente prohibido).
Hay que participar en la conversación, sin tratar de monopolizarla.
El invitado debe permitir al anfitrión un cierto protagonismo.
Es importante saber participar en la conversación sin retrasarnos en la comida (que no nos tengan que esperar luego a que terminemos el plato).
Hay que conversar con los distintos comensales que nos rodean: no se puede uno limitar a hablar con uno de ellos ignorando al resto (por muy aburridos que nos resulten).
Hay temas "tabú" que se deben evitar. Entre otros:
Política
Fútbol
Religión
Sexo
No se debe prolongar una conversación en la que hay comensales que, por desconocimiento, no pueden participar.
La conversación debe ser variada, dando oportunidad a todos los invitados a participar.
El anfitrión debe jugar aquí un papel principal, proponiendo nuevos temas que tratar cuando la conversación vaya decayendo.
Si hay algún comensal poco participativo, el anfitrión debe proponer algún tema que de a este invitado la oportunidad de integrarse en la reunión.
La mesa no es un lugar para discutir, por lo que hay que evitar entablar disputas, siendo deber del anfitrión cortarlas del modo más educado posible.
Tampoco es la mesa el lugar para hablar del trabajo, dejando a muchos invitados totalmente fuera de juego.

Sentados en la mesa: otras consideraciones
Veamos, antes de cerrar el capítulo del buen comportamiento en la mesa, varias consideraciones finales:
Hay que comer al mismo ritmo que el resto de comensales: ni muy rápido (no hay un premio para el que termine primero), ni muy lento (que hagamos esperar al resto de invitados).
Si el invitado necesita algo, se dirigirá a la anfitriona (nada de pedirlo directamente al servicio).
Cuando se come se hace con la boca cerrada y haciendo el menor ruido posible (no se puede montar un escándalo con el traqueteo de las mandíbulas).
En la comida no se fuma (de hecho, en la mesa no se ponen ceniceros hasta que se sirve el café).
Si ocurre una "catástrofe" en la comida (copas derramadas, platos rotos, etc.) el invitado se debe disculpar y hacer ademán de ayudar. Los anfitriones quitarán importancia a lo ocurrido y no permitirán que el invitado se ponga a recoger los destrozos (llamarán al servicio o ellos mismos lo harán personalmente).
No se debe mojar pan en la salsa: por muy rica que pueda estar trate de evitar esta tentación.
Se ha clavado una espina en la boca: que no cunda el pánico: se tapa la boca con una mano o con la servilleta y con la otra discretamente se saca la espina y se deposita en el plato (nada de enseñarla al resto de comensales como si fuera un trofeo de caza).
Nada de hurgar con un palillo en los dientes: el único calificativo que se le podría dar a esta costumbre es el de ESPANTOSA.

Uso del teléfono
En esta lección veremos las normas básicas que hay que tener presente en el uso del teléfono. No vamos a hacer referencia al uso del teléfono movil, al que dedicaremos un capítulo exclusivo:
El teléfono hay que utilizarlo con moderación: un uso excesivo impide a otras personas contactar con nosotros y, lo que es más grave, contactar con la persona con la que estamos conversando.
Hay unos horarios de llamada que hay que respetar escrupulosamente: nunca se puede llamar antes de las 10 de la mañana (de las 11 en los días festivos), ni después de las 10 de la noche.
Tampoco se puede llamar en las horas del almuerzo (de 2,30 a 4,30).
Cuando se llama se dejará que el teléfono suene un número prudente de veces, que de a la otra persona el tiempo suficiente para poder contestar.
Pero no se puede ser demasiado insistente: si no ha contestado es porque no está en casa o porque está durmiendo, y en ambos casos no hay lugar a insistir. Además, se puede molestar a los vecinos.
El teléfono se contesta con un "Diga" o "Dígame", nada de "Queééééé´?", o cosas por el estilo, ni tampoco se debe repetir el propio número de teléfono.
En la medida de los posible hay que evitar llamar desde teléfonos ajenos. Sólo se debe pedir permiso en casos realmente justificados.
Si al llamar uno se equivoca de número, se pedirá disculpa, nada de colgar sin más, haciendo "mutis" por el foro.
Hay que ser discreto en el mensaje que se deja en el contestador automático: cualquiera puede oírlo y lo que a usted puede resultarle una prueba más de su agudo ingenio y de su humor sin límites, a muchos otros (incluido a su jefe o a su suegra) puede resultarle sencillamente patético.
Nunca se puede finalizar una conversación colgando el teléfono a las bravas, por muy acalorada que se haya puesto la conversación (sería tan maleducado como darle a alguien con las puertas en las narices).
En el trabajo, el teléfono se puede utilizar para uso particular con moderación.

Boda
La boda es probablemente la ocasión más importante en la vida de una persona, especialmente para aquellas que piensan que uno se casa para toda la vida.
A su vez, la boda es uno de los acontecimientos más solemnes, que exige el seguimiento riguroso de todo un ritual:
Los preparativos de la boda comienzan con la petición de mano:
La petición de mano es el anuncio oficial del compromiso de los novios y tiene lugar cuando ya han decidido la fecha de la boda.
La petición se celebra con un tiempo prudencial antes de la boda (2 / 3 meses), como mucho hasta 1 año de anticipación (lo que sería ya una exageración).
Es la ocasión para que las familias del novio y de la novia se conozcan. Los padres de la novia invitan a almorzar o cenar a los padres del novio y a la familia mas cercana.
En la petición tan sólo los novios se intercambian regalos: lo tradicional es que él regale a ella un anillo y ella a él un reloj.
Si se rompe el compromiso lo correcto es devolver los regalos de la pedida, así como otros objetos personales íntimos, como cartas de amor, regalos de familia, etc.
Aunque sea él quien decida romper, lo correcto es dejar a ella que comunique la ruptura.
Las invitaciones de boda se deben enviar con unos dos meses de anticipación, en todo caso nunca con menos de un mes (y por supuesto nunca después de la boda):
En la invitación (de color blanco, crudo o beige) figurará a la izquierda el nombre de los padres de la novia y a la derecha el de los padres del novio.
Por supuesto, no se incluyen tarjetas con el nombre de los establecimientos donde se han abierto listas de boda.
En la invitación nada de corazones, ni las iniciales de los novios, ni, por supuesto, palomitas con una ramita de olivo en el pico.
Si se requiere contestación, se acompaña con la invitación un sobre pequeño con una tarjeta en la que el invitado especificará el numero de asistentes (las estrictamente invitadas y ni una más). El sobre irá con el sello correspondiente.
La lista de boda tiene que ser real, nada de lista ficticia con regalos estrambóticos (cenicero de cristal con forma de avestruz, 20.000 Euros.) y mucho menos abrir una cuenta corriente (la boda es un acontecimiento festivo y no una catástrofe natural que requiera ayuda humanitaria).
Por cierto, hay que regalar antes de la boda, nunca después. Los novios darán personalmente las gracias a la vuelta del viaje de boda con una tarjeta
§  En la ceremonia religiosa hay que recordar las siguientes reglas:
El novio esperará a la novia a la entrada del templo, pero los invitados deben estar ya dentro.
A la novia se le admite un retraso, que no debería superar los 15 minutos.
Hacia el altar van primero los pajes, luego la novia del brazo de su padrino (su padre, su hermano mayor o, a falta de ellos, el familiar más cercano: nada del jefe, por mucho que se quiera quedar bien con él). Después irá el novio del brazo de su madrina.
Mirando al altar, se situarán de izquierda a derecha:
La madrina del novio; La novia; El novio; El padrino de la novia

Los testigos del novio se colocan en los bancos a la derecha del altar y los de la novia a la izquierda. El número de testigos debe ser discreto (no más de 12).
Por su parte, los familiares del novio se colocan en los bancos de la derecha de la Iglesia (mirando hacia el altar), y los de la novia en los bancos de la izquierda.
A la salida del templo, nada de tirar arroz, serpentinas, caramelos u otros objetos contundentes.
§  Si la boda es civil, ella no debe vestir el tradicional traje de novia, sino que con ir convenientemente arreglada es suficiente.
En el banquete hay que tener en cuenta las siguientes indicaciones:

Antes del banquete se servirá un aperitivo que no debiera prolongarse más de media hora. Es la oportunidad para que los invitados se vayan conociendo.
Los familiares más cercanos del novio y de la novia deben tratar de presentar a los invitados que no se conocen y evitar que ninguno de ellos deambule como alma en pena.
A los invitados se les habrá asignado ya un lugar determinado en las mesas. Conviene sentar juntos a invitados que provienen de una y otra familia.
Cuando los novios cortan la tarta, los invitados se abstendrán de gritar "vivan los novios", "que se besen", "que saluden", "torero, torero", u otras lindezas parecidas.
En los postres los novios pasearán entre las mesas saludando a los invitados y dándoles las gracias por su presencia. Los invitados sonreirán y le dirán a la novia "que novia más guapa" (aunque no haya por donde cogerla) y a él, al oído, alguna barbaridad.
A título de curiosidad, y para que los recién casados no tengan que esperar 25 años para celebrar el primer aniversario de su boda, conviene recordar que hay otros aniversarios, quizás menos significativos, pero que pueden ser una buena excusa para darse un homenaje:
1 año: bodas de algodón
2 años: bodas de papel
3 años: bodas de cuero
5 años: bodas de seda
10 años: bodas de estaño
15 años: bodas de porcelana
20 años: bodas de cristal
25 años: bodas de plata
30 años: bodas de perlas
40 años: bodas de rubíes
50 años: bodas de oro:
60 años: bodas de diamante

Visitas
Cuando se realiza una visita a una casa ajena hay una serie de normas que conviene observar:
Hay que avisar por teléfono de nuestra visita con cierta antelación, no son admisibles visitas sorpresas, con el padre en la ducha, la madre en bata, la casa sin hacer, etc.
Hay ciertos horarios que hay que respetar escrupulosamente:
Por la mañana, no se debe visitar una casa antes de las 11 (las 12 los fines de semana) y hay que marcharse antes de las 1,30.
Por la tarde, no se debe visitar antes de las 5 y hay que marcharse antes de las 8,30.
En principio, el Domingo o los días de fiesta no son días de visita.
Las visitas no deben alargarse en exceso (nada de visitas interminables que obliguen a los anfitriones a tener que llamar a la policía).
Los anfitriones recibirán a la visita en el hall y cuando se marche también la acompañarán a la puerta.
Los hijos de la familia saldrán a saludar y luego se retirarán a sus habitaciones.
Se ofrecerá a la visita un refresco o café, acompañado de algún aperitivo o pastas.
Los anfitriones apagarán la televisión, aunque estén retransmitiendo la final del campeonato de fútbol.
Por cierto, hay que evitar visitar una casa ajena en momentos señalados: finales de liga, retransmisiones deportivas de máximo interés, etc.
Cuando se visita una casa no se llevarán niños pequeños ni animales y, por su parte, los anfitriones también mantendrán a sus hijos pequeños y mascotas, en otra habitación.
Los anfitriones se mostrarán animados e interesados en su conversación con la visita, por aburrida que ésta pueda resultar (es deber de la visita no resultar aburrida).
La iniciativa de marcharse debe partir de la visita, los anfitriones le pedirán que no se marche todavía, que aún es pronto, pero ésta debe entender que este ruego es simplemente una fórmula de cortesía.
Sólo si la visita se alarga demasiado los anfitriones podrán tomar la iniciativa con formulas diversas donde prime la educación, por ejemplo, mirar de reojo el reloj, hacer una referencia sobre los baños de los niños o algo parecido. No es correcto bostezar, ponerse el pijama o hacer algún comentario sobre la gente pesada.

Funeral
 El fallecimiento de un familiar es la experiencia más dolorosa que puede vivir una persona. En este trance tan difícil, los amigos y familiares tratarán de arropar lo más posible a la familia del difunto.
En estos momentos, también hay unas reglas de conducta que conviene observar:
La familia del fallecido deberá comunicar a los más allegados la muerte del familiar. Como los familiares más cercanos pueden estar muy afectados, algún otro pariente debe encargarse de ello.
La familia más cercana vestirá de luto, siendo aceptable colores oscuros o una combinación de blanco y negro, no siendo indispensable el negro riguroso.
Los familiares y amigos más allegados acompañarán a la familia del difunto antes del entierro. Las personas menos allegadas enviarán cartas o telegramas de condolencia (mejor que llamadas de teléfono).
Estas personas menos allegadas pueden no asistir al entierro, pero la asistencia al funeral es inexcusable: uno puede no asistir a una boda o a una fiesta, pero nunca es admisible no asistir a un funeral.
La puntualidad debe ser exquisita: a un funeral no se puede llegar tarde.
Se debe ir vestido con traje oscuro: no son admisibles colores claros o brillantes, joyas exageradas, etc.
En el funeral hay que mantener una actitud de máxima seriedad y respeto.
No hay una imagen más terrible que una familia destrozada y a pocos metros dos supuestos amigos de la familia saludándose efusivamente y conversando animadamente.
Se esperará al final de la ceremonia religiosa para dar el pésame a la familia del difunto:
El pésame debe ser sencillo, corto y digno: por ejemplo, "estamos muy apenados", "mucho ánimo", etc. Hay que evitar frases tópicas del tipo "con lo bueno que era", "siempre se van los mejores", "que tragedia, si ayer se le veía tan lleno de vida", y, por supuesto, nada de empezar a relatar anécdotas vividas con el difunto.
Si la familia del difunto estuviera muy afectada no se le molestará, siendo más conveniente llamarles o visitarles unos días después.

Flores
Las flores es, probablemente, el regalo más querido por una mujer, pero que también se puede regalar a los hombres:
A ella se le regalará un ramo de flores y al él una flor.
Las flores son un regalo adecuado para numerosas ocasiones: nacimientos, petición de mano, boda, cumpleaños, operación, etc.
Las flores nunca se envían anónimamente, sino que se llevarán en mano o se enviarán a través de una floristería, acompañadas de una tarjeta manuscrita por el que las envía (no por el floristero).
Después de una invitación en casa ajena, es un detalle de buen gusto enviar el día siguiente un ramo de flores a la anfitriona.
Un ramo debe contar al menos con una docena de flores y, en todo caso, hay que evitar el número 13 (por si las moscas).
Cada flor tiene un significado concreto, esconde un mensaje subliminal que se envía a la homenajeada. Así, podemos señalar entre otras:
Rosa roja: pasión
Azahar: flor de la novia
Clavel rojo: amor
Azucena: inocencia
Jazmín: amabilidad
Orquídea: belleza
Rosa amarilla. infidelidad
Conviene recordar:
A un ecologista no le regalan flores, pero sí se le puede enviar una planta.
Tener flores en casa es un detalle de buen gusto, pero atención: flores y plantas naturales, nunca artificiales.
El crisantemo es una flor dedicada al difunto (no se la regale nunca a su novia, por muy muerta que pueda estar la relación).

Toses, bostezos, picores
Hay ciertas reacciones naturales, no especialmente agradables, que a veces se presentan en los momentos más inoportunos (en un almuerzo, en una conferencia, en el teatro, etc) y ante lo que hay que saber reaccionar:
La norma básica en estos casos es comportarse con naturalidad, quitándole importancia y, sobre todo, evitando el sentimiento de ridículo. Algunas reglas que se deben tener presente:
Toses
En la medida de lo posible, amortiguar el ruido, conteniéndose uno si puede o tapándose con el pañuelo (nunca con la servilleta).
Si estamos en la mesa o en una conversación, giraremos la cabeza hacia el exterior.
A continuación pediremos disculpas, pero en un tono bajo, casi imperceptible, restándole importancia a lo sucedido.
Si el estornudo es repetitivo, nos retiraremos al aseo hasta que se nos pase.
Una vez que se ha utilizado el pañuelo, se volverá a guardar, doblándolo de una manera informal, sin prestarle mayor atención. Nunca se debe examinar la marca dejada y menos aún enseñarla al resto de los comensales como si se tratara de un trofeo de caza.
Bostezos
El bostezo es siempre un comportamiento rechazable, que denota un aburrimiento insuperable y que, por tanto, hay que tratar de evitar a toda costa.
Si el bostezo se presenta de manera imprevista y no se puede reprimir, saber reaccionar:
Disimulándolo en la medida del posible, tapándose la boca con la mano, la servilleta, etc.
Si no se consigue disimular y es percibido por los presentes, hay que reaccionar con naturalidad, incluso con humor, haciendo algún comentario jocoso.
Picores
El rascarse es siempre un comportamiento de mal gusto que hay que tratar de evitar por todos los medios. Por tanto, si se presenta un picor insoportable hay que tratar de:
Rascarse lo más disimuladamente posible.
Evitar comentarios ordinarios del tipo "vaya tela, cómo me pican los....”
Si el picor exige una respuesta enérgica, lo mejor es retirarse al aseo y allí rascarse a placer.

El teléfono móvil
El teléfono móvil ha entrado con fuerza en nuestras vidas y se ha convertido en un aparato casi imprescindible. Para un uso adecuado del mismo se deben seguir algunas reglas elementales:
El móvil, como cualquier teléfono, se debe utilizar sólo cuando sea necesario.
Debe estar desconectado en lugares públicos como el cine, el teatro, un concierto, en misa, etc.
No hay que esperar a que suene la primera vez para desconectarlo, sino que es una precaución que hay que tomar de antemano.
La melodía del móvil debe ser discreta (nada de "Correcaminos", o "Que Viva España"), y su volumen debe ser el adecuado para que pueda ser oído por su propietario, sin que sea necesario que se oiga a 100 metros a la redonda.
Cuando uno mantiene una conversación por el móvil debe tratar, en la medida de lo posible, de retirarse a un lugar apartado.
Si en una reunión, un almuerzo, etc. uno recibe una llamada tratará de que la conversación sea breve y si fuera posible quedará en devolverla más tarde. Lo que no es admisible es estar 10 minutos hablando y el resto de los presentes esperando.
No se deben mantener conversaciones acaloradas, ni amorosas, ni de temas confidenciales en público.
El aparato debe ser lo más sencillo posible. Sólo la gente joven se puede permitir el capricho de tener móviles de colores vistosos, chillones, etc.
Es absolutamente rechazable mantener conversaciones sobre móviles (salvo que uno sea representante comercial de un fabricante de estos aparatos). Hoy en día es un tema de conversación muy frecuente en cenas, reuniones de amigos, etc.:
"Mi móvil pesa menos, pero el tuyo tiene más cobertura. El mío es el último modelo de Nokia D-500.SF que lleva incorporado un mechero. Pues el mío es un prototipo Ericsson, con tenología WASP, que funciona con baterías de cadmio y que ya no pesa, sino que flota."
El móvil se puede llevar en cualquier sitio excepto colgando del cinturón, como si se tratara de un revólver (si no hay otro sitio para llevarlo, mejor dejarlo en casa).

En la playa
La playa es un lugar de convivencia, donde coinciden multitud de personas. Ello exige la observancia de ciertas normas de comportamiento:
Las personas van a la playa buscando descanso y sosiego, por tanto, la norma básica será la de comportarse de tal manera que no altere en lo más mínimo la tranquilidad del resto de los presentes.
La higiene es fundamental: cuando uno se marcha de la playa, debe recoger absolutamente todo, dejando el lugar como si uno no hubiera estado.
A la playa se puede llevar una sombrilla, lo que no es admisible es montar una tienda de campaña como si se tratara de un campamento de refugiados.
El modelo de bañador según el gusto de cada cual, pero, en la medida de lo posible, que no esté reñido con la estética:
Si una mujer no tiene una figura demasiado agraciada, para que manifestarlo en público utilizando un mini-bikini, si un bañador le permitiría ocultar más desperfectos.
Entre los hombres cualquier tipo de bañador es admisible salvo el tanga "marcapaquete".
Si se quiere oir música hay que utilizar cascos o poner la radio a un volumen bajo, lo que no se puede es convertir la playa en una discoteca.
Los perros no pueden estar sueltos, por muy adorable que sea su dóberman o muy bonachón que le resulte su bull-dog (no espere a que se coma a un bañista para aplicar esta regla).
Si se quiere jugar a la pelota hay que apartarse a un lugar en el que no se moleste: no espere a darle un pelotazo a un veraneante antes de tomar esta sensata decisión.
Las motos de agua hacen un ruido insufrible, de ahí que quien las utilice deba adentrarse mar adentro para permitir que los veraneantes puedan seguir gozando de la ansiada tranquilidad buscada.
Hay que tener un cuidado extremo con cualquier embarcación cerca de la playa, uno se puede llevar a un bañista por delante sin darse cuenta.
Hay que evitar la fea costumbre de lavarse el pelo en el mar, como si uno estuviera en el cuarto de baño de su casa.
Uno debe controlar, en la medida de lo posible, su pasión amorosa y no darse un "revolcón" al lado del resto de veraneantes, dando a estos la oportunidad de aplaudir y comentar las jugadas más interesantes.
Y, por último, no sea un mirón: no devore con su mirada a la rubia del bikini.